Es semana santa. Tal vez muchos cristianos dedican estos días a la reflexión humana espiritual. Otros, más prácticos, a pasear. Más allá de la humanidad, historicidad o divinidad de la imagen de Cristo, estos días de "festivo" pueden servir para alguna reflexión: no se saca nada con detenerse tanto en lo religioso, en lo divino, si no somos capaces de llevar la reflexión a la vida cotidiana; amar al prójimo con todo lo que ello significa: respeto, tolerancia, paz y amor.
Yo aporto con este granito de arena: un soneto a Cristo. Imagen tomada en la Iglesia de Pica, I Región de Chile.
Cristo
En el mar de tus ojos, mi Señor,
tu agonía de siglos estremece;
y cada lágrima tuya enternece,
pues tus pupilas ardientes de amor
son dos estrellas de nuevo fulgor
como la vida que nunca perece;
y tu corona silicio parece,
aura sangrante del Rey redentor.
Tu frente, surco de dura semilla
gota a gota nuestro dolor desgrana
como rayos de sol en la mañana.
Y mi amor ante ti, Dios, de rodilla
es testimonio y no esperanza vana
detener la sangre que de ti aún mana.
En el mar de tus ojos, mi Señor,
tu agonía de siglos estremece;
y cada lágrima tuya enternece,
pues tus pupilas ardientes de amor
son dos estrellas de nuevo fulgor
como la vida que nunca perece;
y tu corona silicio parece,
aura sangrante del Rey redentor.
Tu frente, surco de dura semilla
gota a gota nuestro dolor desgrana
como rayos de sol en la mañana.
Y mi amor ante ti, Dios, de rodilla
es testimonio y no esperanza vana
detener la sangre que de ti aún mana.
1 comentario:
me equivoque... le deje un post en el de abajo....
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